lunes, 25 de marzo de 2019

La igualdad de oportunidades se queda en papel mojado. La crisis rompió el ascensor social y el origen familiar condiciona cada vez más el nivel de ingresos

"En mis años jóvenes y vulnerables mi padre me dio un consejo sobre el que llevo recapacitando desde entonces. ‘Cuando te sientas con ganas de criticar a alguien —me dijo—, recuerda que en este mundo no todos han tenido las mismas ventajas que tú”. Las líneas iniciales de El gran gatsby la obra maestra de Francis Scott escritas hace casi un siglo bajo los ecos y los destellos de la era del jazz, enseñan dos cosas: el mundo es injusto y desigual. Lo fue en los años veinte en Estados Unidos y lo es hoy en España.
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El ascensor social —los mecanismos económicos y sociales que permiten a las nuevas generaciones progresar respecto a las anteriores— resulta lento y efectúa eternas paradas. Cualquier español que nazca en una familia con bajos ingresos tarda cuatro generaciones (120 años) en conseguir un nivel de renta medio. Ese es el tiempo suspendido que revela el trabajo ¿Un ascensor social roto? Cómo promover la movilidad social, elaborado por la OCDE. El lapso de tiempo en ascender de clase social en España es inferior a la media de países de esta organización —el ascensor social solo va más rápido en los países nórdicos—, pero hay señales evidentes de que la situación ha empeorado en los últimos años. Tener un buen origen familiar en términos educativos y económicos es casi una garantía de disfrutar de una mejor perspectiva laboral. La Gran Recesión demostró el axioma. “En la crisis, con una formación parecida, sufrieron más quienes procedían de un espacio socioeconómico más bajo. Y la herencia es el futuro. Si tus padres son trabajadores manuales existe un 50% de posibilidades de que tú también lo seas”, comenta Luis Ayala, profesor de Economía de la Universidad Rey Juan Carlos. El azar del nacimiento sentencia a millones de españoles de clase trabajadora a empleos precarios, peor pagados y con menos prestaciones sociales.
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Este espacio en el que los hijos son lo que sus padres fueron hiende la prosperidad, limita el crecimiento económico, merma la productividad y el talento se pierde como brasas sobre la nieve. “En una economía de baja movilidad, no solo estamos pagando demasiado por la mano de obra de un grupo de privilegiados, sino que tratamos de prosperar con trabajadores menos cualificados”, advierte David Grusky, director del Centro de Pobreza y Desigualdad de la Universidad de Stanford. “Es igual que alinear un equipo de fútbol ganador bajo la regla de que solo podemos fichar a jugadores de 1,80 metros, cabello castaño, ojos verdes y un 44 de pie. Si, en cambio, permitimos una competencia abierta tendremos grandes deportistas para cada posición”. El símil refleja la mirada del filósofo estadounidense John Rawls. “Quienes poseen los mismos niveles de talento y habilidad, y demuestran idéntico deseo de utilizarlos, deberían tener iguales probabilidades de éxito independientemente de su posición inicial en la sociedad”.


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Pero no es así. En España, la movilidad dentro de una misma generación es un ascensor parado. Un trabajador puede desarrollar toda su vida laboral sin saltar al siguiente peldaño. El 66% de los españoles —indica la OCDE— dentro del quintil más bajo (el 20% más pobre) de la escala de ingresos se quedará, ahí, estancado. Un abismo. Pues la media en los países más ricos es del 57%. “El problema no es tanto que el ascensor no funcione, sino que la desigualdad en la renta ha aumentado, lo que aún es peor. Porque tiene, sobre todo, consecuencias en la inversión en capital humano”, alerta Clàudia Canals, economista sénior de CaixaBank Research.

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Por desgracia, el capitalismo del siglo XXI resulta inexplicable sin la inequidad. No ha dejado de crecer desde los años noventa. Este descenso a la injusticia ha estancado la movilidad social en las naciones ricas atrapando a millones de familias en la parte baja de la escalera de los ingresos. Un problema vital y un riesgo para todos. “Lo preocupante de una elevada inequidad es que fragmenta la sociedad y provoca un fenómeno de polarización”, narra Branko Milanović, economista y profesor en la Escuela de Políticas Públicas de la Universidad de Maryland. O sea, prende el populismo.
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Pero antes de sentir resquebrajarse el tejido político, la escasa movilidad aún tiene fuerzas para demostrar su impacto en la economía y en la vida. “El miedo y la sospecha”, apunta Brian Nolan, profesor de Política Social en la Universidad de Oxford, “es que una mayor desigualdad en los ingresos discurre al mismo tiempo que una menor movilidad”. Es la curva del Gran Gatsby. Un postulado propuesto por el economista Alan Krueger cuando era asesor del expresidente estadounidense Barack Obama. El nombre procede del protagonista de la novela homónima de Fitzgerald. En ella, Jay Gatsby encarna a un enigmático multimillonario famoso por sus ostentosas fiestas. El origen de su fortuna es desconocido, sin embargo, el relato termina revelando el misterio: Gatsby es hijo de unos granjeros pobres. La curva que lleva su nombre relaciona la baja movilidad social con la elevada desigualdad. Es la cinta métrica de la injusticia. “La reducción en España de la inequidad en las capas más bajas de la sociedad ha tenido un frenazo brutal. Ahora los trabajadores menos cualificados reducen su jornada, merman sus ingresos y esto afecta a la educación de sus hijos”, avisa Gonzalo García, experto de mercados de Analistas Financieros Internacionales (AFI). Esa pérdida, en los primeros años de la vida, define el futuro. “El cuidado y la formación de los niños entre los cero y los cinco años condiciona de forma determinante que mañana puedan tener un buen empleo y un buen salario”, observa el economista.
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LOS RICOS, CADA VEZ MÁS RICOS



Los ricos siempre ganan. Cada vez hay más gente acaudalada en el mundo y cada vez sus cuentas corrientes son más generosas. En 2018, había en el planeta 42,2 millones de personas con activos financieros valorados en un millón de dólares o más. Se trata de 2,3 millones de personas más que en 2017, según el último Informe de la riqueza mundial, elaborado por Credit Suisse. Además, todas estas fortunas suman un patrimonio de 317 billones de dólares, el equivalente a más de 300 veces el PIB de España. EE UU lidera la clasificación de riqueza, con el 41% de todos los millonarios. Sin embargo, es China donde más rápido está creciendo este colectivo. El pasado año, añadió a su lista 186.000 nuevos millonarios. Estas mareantes cifras contrastan con el hecho de que el 64% de la población adulta mundial vive con un patrimonio inferior a los 10.000 dólares.


El paisaje es aún más oscuro si pensamos que sobre la línea del horizonte amanece una nueva crisis y un mayor desempleo. “Cuando ambos padres se quedan en paro en un país nórdico tiene unas consecuencias muy pequeñas para el acceso de sus hijos a la universidad. Sin embargo, sucede lo contrario en Estados Unidos o España”, analiza Markus Gangl, profesor de Sociología en la Universidad Goethe de Fráncfort (Alemania). La razón resulta clara. Las tierras del norte protegen a sus ciudadanos con un generoso sistema de desempleo, becas y bajas tasas de matrícula. Recetas clásicas de las políticas socialdemócratas que se vuelven urgentes en una España donde en 617.000 hogares ya no entra ningún ingreso y 2,6 millones de niños está en riesgo de pobreza.
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El estancamiento esparce sus consecuencias económicas como dientes de león bajo un tornado. “Hay muchas repercusiones de esa inmovilidad —y la mujer es una de las mayores perjudicadas—: pero si tuviera que escoger una sería la incapacidad de las personas con talento para prosperar dentro de la economía formal. Por lo que bastantes terminan subempleados o en el espacio informal, donde les resulta imposible desarrollar su potencial o se ven forzadas a emigrar”, desgrana Giles Alston, experto de Oxford Analytica. El poeta Juan Gelman imaginó versos para ese desamparo. “No debiera arrancarse a la gente de su tierra o país, no a la fuerza. La gente queda dolorida, la tierra queda dolorida”.
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Pero la economía entiende poco del dolor ajeno. En España, los más débiles se adhieren a la precariedad, los ricos se adhieren a la abundancia. Es el “suelo pegajoso”; es el “cielo pegajoso”. En un periodo de cuatro años —indica la OCDE— aquellos que están en el 20% más pobre “tienen pocas posibilidades de escalar”. De hecho, el 66% de ellos, lo hemos visto, quedará estancado en lo más bajo. Mientras, en el otro extremo, un 72% seguirá disfrutando de la fortaleza del privilegio, frente al 68% de media en las naciones más desarrolladas. España es una tierra fracturada y estanca. “El problema de la falta de movilidad es muy serio”, puntualiza Stefano Scarpetta, director de Empleo, Trabajo y Asuntos Sociales de la OCDE. “Significa, por ejemplo, que se quedan sin explotar muchas oportunidades de inversión y potenciales negocios nunca llegarán a ver la luz. Además ese enrocamiento en la parte superior puede traducirse en rentas continuas para unos pocos a expensas del 
resto”.
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Sin ‘recetas milagro’

Aunque el desafío es esquivo. No existen recetas milagrosas para acelerar el ascensor social. Los economistas proponen reforzar el apoyo a los parados, subir salarios, incrementar la productividad y mejorar el PIB. Esta idea que se escribe en 18 palabras consume en España un tiempo de generaciones. Horas que se hacen tan largas que han vaciado clases y pupitres. La educación debería impulsar el ascensor. Pero los lastres pesan. “La movilidad en España es media-alta. El problema es que partimos de una base con unos padres muy poco educados”, asume Olga Cantó, profesor titular de Economía en la Universidad de Alcalá.  Además —acorde con la OCDE— seguimos sufriendo (19,9% en 2015) el mayor nivel de abandono escolar temprano de la Unión Europea. El círculo se cierra por los extremos de la preocupación. “Los chicos entre 25 y 34 años cuyos padres contaban con un nivel educativo bajo en 2005 tenían un 40% de posibilidades de mantenerse en esa situación, y este porcentaje ha ido a peor: en 2011 aumentó hasta el 45%”, precisa Olga Cantó.
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Pero toda esa contabilidad resulta aún más compleja. La educación es una condición necesaria para el ascenso social, aunque no suficiente. “En mis estudios he descubierto que en los países más desiguales como Italia, Reino Unido o España todavía se aprecia una brecha salarial en favor de los chicos que teniendo la misma educación proceden de un entorno familiar privilegiado”, relata Michele Raitano, profesor de Economía Política de la Universidad de la Sapienza de Roma. “Lo que cuenta es lo que recompensa el mercado. Si solo valora las “habilidades productivas” de las personas, la mejor política es igualar estas capacidades. Por ejemplo, impulsando la educación del talento de quienes proceden de ámbitos deprimidos o favoreciendo la mezcla de chavales de distintos orígenes sociales”.
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Este hallazgo trae consecuencias. Rompe la idea mil veces repetida por los educadores a sus estudiantes: “Trabaja duro, fórmate bien y tendrás un futuro de éxito con buenas perspectivas laborales”. “Porque todo es igual, y tú lo sabes”, escribió el poeta Luis Rosales. Pesa el privilegio del nacimiento, pesa la élite. El Reino Unido no queda tan lejos de España. El territorio sufre de inmovilidad social crónica. Su sistema de 2.600 escuelas privadas (625.000 alumnos) ha producido el 29% de todos los primeros ministros, el 51% de los principales periodistas y el 74% de los jueces. Cae la niebla y la isla está aislada por la injusticia. “La diferencia de gasto entre una escuela privada y una pública británica es enorme. Está en una relación de tres a uno. Por eso la mayoría de los británicos la considera injusta”, resume Francis Green, profesor de Trabajo y Educación Económica del University College de Londres.
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Formación elitista

En España su negativo bien pudieran ser las exclusivas escuelas de negocios. “Son motores de la desigualdad”, admite, sincera, Gayle Allard, profesora de IE Business School. “Es una formación cara. Se coloca en la parte alta del mercado. Damos becas y préstamos pero no deja de ser una educación de élite”. Entonces, ¿cómo reaccionar cuando en los pupitres se sientan, sobre todo, los privilegiados? “A veces puedes no tener igualdad de oportunidades, pero si la economía crece muy rápidamente resulta posible compensarlo”, sostiene Jorge Rodríguez Menés, profesor de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Pompeu Fabra.
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Esta frase es difícil de cumplir en un mundo que ralentiza su prosperidad. En Estados Unidos, el descenso de la movilidad social entre 1970 y 2014 se debió al incremento de la inequidad. Dicho de otra forma. “Si quisiéramos revertir, solo con crecimiento económico y sin modificar la distribución, la caída en el porcentaje de niños que, en edad adulta, tienen más ingresos que sus padres, sería necesario que a lo largo de los próximos 30 años el PIB aumentara a ritmos superiores al 6%”, describe un trabajo de CaixaBank Research.
Si la educación no basta y el crecimiento económico tampoco resulta una garantía, ¿qué se puede hacer? “La mejor estrategia para aumentar la movilidad es reducir la inequidad en las familias”, resume Suresh Naidu, profesor de Economía en la Universidad de Columbia y uno de los fundadores de la red Economics for Inclusive Prosperity (EfIP, por sus siglas inglesas), que pretende fomentar el debate de la economía inclusiva. Es un enfoque de ensayo y error. Una urgencia en un planeta donde las 26 personas más ricas acumulan tanto como los 3.800 millones más pobres.
Porque el ascensor se para. Las puertas no se abren y escasea el aire. Ante la carencia de movilidad social, los españoles apenas confían en la meritocracia. El 53% de los encuestados —en el trabajo de la OCDE— cree que tener padres con mejores ingresos y educación es un factor esencial para prosperar en la vida. Un porcentaje muy por encima de la media (37%) de los países más ricos. Resulta fácil entender ese número en una tierra de puertas giratorias, familias enriquecidas durante el franquismo a golpe de imprenta del Boletín Oficial del Estado (BOE) y en la que el mejor “LinkedIn” todavía son las relaciones familiares. La heráldica de quienes ocupan el poder político, financiero o empresarial estos días, o hasta hace bien poco, recuerda a la vivida hará más de 40 años. Familias como los Cortina, Carceller, Gay de Montellà, Lara Bosch, Samaranch, Suqué-Mateu (Grupo Peralada), Vilarasau, March o Abelló traen ese murmullo. Si viajamos al presente, la Bolsa y sus aledaños, parecen el patio de recreo, entre otros, de los Durella, Villar-Mir, Del Pino, Grifols, Ortega, Andic, Entrecanales, Escarrer, Lladó. Y en una época que reivindica una política nueva, durante años, España no ha dejado de escuchar apellidos (Cabanillas, Ruiz-Gallardón, Fernández-Miranda, Arias-Salgado, Dancausa, Trillo-Figueroa, Rato, Posada) que ya eran relevantes en la dictadura. Los muertos, diría el filósofo Auguste Comte, todavía gobiernan a los vivos. “Es cierto que el nepotismo familiar se sigue manteniendo. Pero el mercado laboral está cambiando mucho. Cada vez menos, el hijo efectúa el mismo trabajo que el padre, porque a lo mejor el trabajo del padre ya ni existe”, argumenta Clàudia Canals, de CaixaBank Research. Sin embargo, hasta que se cruce ese puente, el sol no sale igual para todos. “El nepotismo y la ausencia de meritocracia tienen repercusiones directas sobre la productividad y el crecimiento potencial, y es uno de los retos de las empresas españolas y también de la universidad y la política”, reflexiona el economista José Carlos Diez.

Camino equivocado

Hace años que en Garrigues saben que ese es el camino equivocado. El hijo del fundador, Antonio Garrigues Walker, cerró el despacho de abogados a los descendientes directos de los socios. Asegura que manda el mérito y no la genética. “El nepotismo de las familias está conectado con la empresa familiar. Es un fenómeno difícil de corregir. Y, desde luego, esa repetición de apellidos no es buena. Pero en este tema no creo que estemos peor que otros países europeos. Me preocupa más que los jóvenes no se emancipen hasta los 34 años o la concentración del poder económico, porque son los verdaderos frenos a la movilidad social", observa Garrigues Walker.
España necesita liberar el ascensor social de todos esos anclajes pasados y presentes. Presionar el botón, subir pisos. El informe de la OCDE recomienda mejorar la calidad y la eficacia en el gasto de la enseñanza, reforzar el apoyo a los desempleados, luchar contra el paro de larga duración, el abandono escolar y afrontar la pobreza infantil dando a los padres trabajos de calidad. El ascensor debe moverse. La fractura entre ricos y pobres tiene efectos dañinos en la salud, la expectativa de vida y los valores básicos humanos. Richard Wilkinson —uno de los grandes expertos mundiales en desigualdad— ha demostrado que las sociedades más igualitarias son más felices y sanas. Ha demostrado que la desigualdad afecta a la salud mental, la mortalidad infantil, los homicidios y la esperanza de vida. Es un problema en tiempo real. No es Gatsby imaginando un amor por Daisy, que ya ha quedado atrás. Ni esa luz verde que contemplaba al final del embarcadero. Es un ascensor roto con miles de españoles dentro.


¿Quién crees que tiene más posibilidades de triunfar?





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lunes, 18 de marzo de 2019

 LOS MILEURISTAS:
EL mileurista es aquel joven licenciado, con idiomas, posgrados, másters y cursillos (...)que no gana más de 1.000 euros. Gasta más de un tercio de su sueldo en alquiler, porque le gusta la ciudad. No ahorra, no tiene casa, no tiene coche, no tiene hijos, vive al día...

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A veces es divertido, pero ya cansa (...)". La autora, Carolina Alguacil, de 27 años, reside en el centro de Barcelona y trabaja en una agencia de publicidad. Inventó el término –y decidió escribir la carta- después de pasar unos días en Alemania y comparar, con un sentimiento a medio camino entre la rabia y la envidia, cómo vivían sus amigos berlineses y cómo vivían ella y sus amigos españoles.





Los nacidos entre 1965 y 1980, esto es, los españoles que, en un extremo de la horquilla, van dejando atrás la juventud, como Carolina y sus compañeras, y en el otro comienzan a apropiarse del poder, disfrutaron de una niñez dorada, de unos padres abnegados y responsables y de un país moderno y optimista que navegaba viento del desarrollismo en popa. Sortearon dos crisis económicas (la del 74 y la del 92), pero nadie dudó por entonces de que esa generación, la más preparada de la historia de España, la más numerosa, la del baby boom, no fuera a vivir mejor que la precedente, que todas las precedentes.

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Daniel Castillejo, sevillano de 29 años, lo ejemplifica: "Soy arquitecto, hablo tres idiomas, y no llego a 1.000 euros de sueldo al mes por trabajar, sin contrato, en un estudio. Jamás he tenido un contrato, ni vacaciones, ni pagas extras, voy en un coche de hace 15 años y este mes he renunciado a comprar diariamente el periódico porque no me puedo permitir gastar 30 euros más. Vivo de alquiler con mi novia y yo no creo que nos hayan estafado: yo creo que nos están tirando a la basura".
Y sobre todo, con sus 1.000 euros al mes, se han quedado colgados, a medio camino de la emancipación (independientes de sus padres, dependientes de sus compañeros de piso), asistiendo estupefactos, junto con millones de jóvenes, al meteórico aumento del precio de la vivienda: en 1993, un piso de 100 metros en una capital de provincia costaba en España, de media, 91.000 euros. Hoy, ese mismo piso vale 228.000. Los que compraron hace 10 años habrán hecho la inversión de su vida. Los que no pudieron, vivirán condenados a compartir piso toda su existencia o, en el mejor de los casos, a "entrar en el baremo" y firmar una hipoteca a 30, 35 o 40 años que liquidarán a las puertas de la jubilación.


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Los expertos vaticinan un colapso en las pensiones a no ser que trabajen mucho más de los 65 años. Sus padres crecieron deprisa y se cargaron de responsabilidades pronto. A la edad de Carolina, o Laura, sus padres ya habían comprado (o casi) una casa. Carolina sólo cuenta con la cama de su habitación, una mesa de estudio que duerme plegada en un rincón y un aparador rojo de diseño donde coloca sus libros.
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Y Juan Carlos Martínez, mileurista de 33 años, a la suya: "Trabajo desde hace nueve años como comercial. Gano alrededor de 1.100 euros brutos al mes. Y he intentado independizarme dos veces: la primera me fui con mi hermana; la segunda, con amigos. Las dos veces fracasé y he vuelto con mis padres. No es que no pueda. Pero con lo que gano, si pago unos 600 euros de alquiler de un piso, 200 de la letra del coche (lo necesito para trabajar) y 200 más para comida, no me queda nada. Y como yo estoy fuera de casa todo el día gasto, mínimo, seis euros al día, entre tabaco y tal; así que se acabó.





Y Carolina asegura: "Sí, no sabemos lo que será de nosotros. Esta cosa de vivir al día da libertad, porque no tienes nada fijo y puedes permitirte, en un momento dado, irte lejos, sin consultarlo con nadie, romper con todo. Eso es verdad. Pero yo echo de menos cierta seguridad. Lo del día a día lo llevamos haciendo tanto tiempo que... ya cansa". Son las once de la noche. El piso de Carolina, Laura, Ainara y Belén comienza a poblarse: amigos y amigas de una o de otra que se dejan caer, que se suman a la conversación. Se sacan latas de cerveza que abarrotan la mesa bajera. Se habla mucho, se ríe, se hacen planes para salir. Carolina sonríe: "Así es siempre, viene gente imprevista, mucha gente, como cuando éramos estudiantes, es una vida como de eterno estudiante. Lo malo es que ya no somos estudiantes. Es divertido, pero...Pero ya cansa."


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PREGUNTAS:
1¿ Quiénes se encuentran definidos como mileuristas ?
 Aquellos jóvenes licenciados con idiomas, posgrados, másters y cursillos (...)que no gana más de 1.000 euros. Gasta más de un tercio de su sueldo en alquiler, porque le gusta la ciudad. No ahorra, no tiene casa, no tiene coche, no tiene hijos, vive al día...

miércoles, 6 de marzo de 2019




     ·5.Los cambios en las condiciones del mercado

   
A lo largo de la recta, se producen diferentes movimientos en la     curva de la oferta y la demanda, dependiendo del precio del bien            en cuestión:
Movimientos sobre la curva de la demanda:  
mayor precio, menos cantidad demandada.




Movimiento sobre la curva de la oferta:
mayor precio, más cantidad ofertada




En ambos casos y debido a las variaciones del precio en cuestión, los movimientos que reflejan las distintas posibilidades se producen sobre la curva, la cual permanece variable.
CAMBIOS EN OTROS FACTORES QUE AFECTAN A LA DEMANDA
a) Aumento de la cantidad demandada
•Una subida del precio del bien sustitutiv
         •Una disminución del precio del bien complementario
             • Un aumentó de la renta disponible
             •Un cambio (a favor) en las preferencias 
b) Disminución de la cantidad demandada 
•Una bajada del precio de los bienes sustitutivos 
                      •Una subida del precio de los bienestares complementarios 
•Una disminución de la renta disponible
   •Un cambio (en contra) de las prefenecias








CAMBIOS EN OTROS FACTORES QUE AFECTAN A LA OFERTA
a) Aumento de la cantidad ofertada 


b) Disminución de la cantidad ofertada 



lunes, 11 de febrero de 2019




El informe de J.P. Morgan del 10/I/2014, titulado “Spain is Back, analizaba el resurgir de la economía española. Sin embargo, aún hoy se debate sobre esa recuperación, dudando si es adecuado manejar términos positivos y optimistas con 4.780.000 desempleados.
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El pinchazo de la burbuja inmobiliaria supuso el inicio de la crisis en 2008 con una caída del PIB del 3,8%, un incremento de los presupuestos de las administraciones, que pasaron de suponer un 40% del PIB en 2008 al 53% en solo un año, y un desbocado crecimiento del desempleo que nos sumió en una espiral de déficit y deuda, que sigue creciendo sin freno.
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Así, nos encontramos con una economía que crece pero sigue generando dudas, y más con el indefinido panorama político actual. El primer factor de preocupación es la deuda pública, que en 2010 suponía el 62% del PIB y que hoy supera el 100% (es decir, lo que el país entero genera en un año), más lo que eso supone en términos de pago de intereses. El segundo es el desempleo. En ninguna de las previsiones para 2017 España presenta una tasa de desempleo de menos del 20%, lo que supone que más de 4 millones de personas van a estar desempleadas
.
                                   Resultado de imagen de desempleo

Volviendo al PIB, la tasa de crecimiento pasó del ‐1,7% de 2013 al 1,4%, en 2014. Ya en 2015, ascendió al 3,2%, casi dos puntos porcentuales más que el año anterior y por encima de lo que los economistas consideran necesario para generar empleo, lo que supone el cuarto mayor crecimiento del PIB en la UE y el primero de las grandes economías europeas. La previsión del FMI para el 2016 es del 2,7%, frente al 3% del gobierno en funciones. Sea como sea, ese crecimiento apunta hacia una reducción del desempleo, pero no suficiente, dada la elevada tasa de desempleo que la crisis ha dejado.
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Por otra parte, se ha ajustado la balanza comercial, reduciéndose el déficit del 9% del PIB en 2009 a un 2,2% en 2015, probablemente explicado por una devaluación interna (es decir, la mano de obra española es más barata que hace siete años) que ha facilitado exportar más.


También se redujo significativamente el empleo en el sector inmobiliario. En 2016 asciende al 5,6% de la población activa cuando, según el INE llegó a suponer el 13% en los mejores momentos del sector. El ajuste en este ámbito era inevitable. La construcción estaba sobredimensionada, y ha habido que adecuarla a la nueva situación de desconfianza sobre la evolución de sus precios. También la banca sufrió fuertes ajustes – en 2008 contaba con más de cincuenta entidades en funcionamiento cuando hoy hay menos de veinte mostrando mejores ratios de salud empresarial.
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Otros indicadores también dan muestras de una evolución positiva. Las llegadas de visitantes extranjeros superaron en 2015 los sesenta y ocho millones. La creación de nuevas empresas en ascendió en ese año a 98.000. La inversión extranjera en España, que 2012 era de 14.000 M€, pasó a 16.000 M€ en 2015.


Todo esto supone un panorama alentador para la economía española, y por lo tanto para la nueva generación de empleo. Sin embargo, entre 2012 y 2013 se aprobaron más de 30 aumentos de la presión fiscal, y las rebajas o ajustes anunciadas en 2014 y 2015 no pasan de leves, sin apenas impacto positivo sobre el bolsillo. En España la fiscalidad despoja a los trabajadores del 42% de su sueldo (el trabajador medio pagaba cerca de 9.000 euros al año a Hacienda en 2015). Por otra parte, la economía sumergida se estima en el 25% del PIB, colocándonos entre los diez países de la OCDE con mayor porcentaje de economía informal.

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La conclusión, por tanto, es que “Spain is back”, pero ni la velocidad parece suficiente para solucionar el alarmante desempleo, ni se vislumbra plan alguno que permita frenar la espiral de deuda pública que hemos generado. Por supuesto, el análisis quedará muy condicionado por la solución política de gobernabilidad que nos depare el futuro. A día de hoy, la situación no ayuda.


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RESUMEN

El anterior texto nos habla, a partir de un informe de J.P Morgan, sobre la sitación de la economía en España y las épocas de crisis por las que ha pasado, una de las más fuertes la que supuso el pinchazo de la burbuja inmobiliaria a partir de 2008 así como uno de los mayores problemas en España, el desempleo que dejó la crisis y la precaria situación de los bancos, muchos de los cuales tuvieron que cerrar.No obstante el fuerte componente turístico del país, atrae a los turistas´generando mucho dinero y permite a España recuperarse de su crisis, pero de forna lenta y sin llegar a ser suficiente.


PREGUNTAS SOBRE EL TEXTO

a)¿La economía Española está en fase de recesión económica en 2016?
No, está en expansión porque aunque estuvo mejor el texto dice que aumenta
b) ¿Qué quiere decir qué en la economía española hubo un pinchazo de la burbuja inmobiliaria?
Que se creo una economía donde se vendían los pisos muy por encima de su valor real y llegó un momento en el que la gente no lo podía pagar. Mientras que por otro lado se concedían préstamos hipotecarios a la gente,a todo el mundo sin estudiar si tenían capacidad de devolverlos
c)A la vista de los datos actuales que presenta el texto, ¿cuáles son los indicadores de la economía española que están teniendo una evolución positiva?¿y cuáles negativa?
Positiva:turismo
Negativa:el empleo, el sector inmobiliario y los bancos
d)La balanza comercial española del 2009 al 2015, ¿mejoró o empeoró?
Mejoró
e)Haz un comentario que analice la situación actual de la economía española a la luz de los datos existentes.

De la situación económica de España, podríamos hablar bien o mal´depende de por donde queramos mirarla.
Si bien queremos hacerlo de forma positiva,solo hay que fijarse en datos de los años anteriores y observar que ha prosperado de manera notable,lenta, pero más o menos eficaz. Fijándonos por ejemplo en el PIB, cabe destacar que pasó del -1´7 % en 2013 al 1,4% en 2014 y alcanzó la excelente cifra de 3,2 % en 2015.
No obstante, si nos fijamos en datos que ha tenido el país o aquellos que debería tener, la situación que tiene España es mala, ya que mejora menos de lo que debería y lo hace de forma lenta,a demás muchos bancos han tenido que cerrar por la situación en la que se encontraban.
Por suerte gracias al clima y los bellos paisajes que encontramos aquí, el turismo es un factor que ayuda y, esperemos que sea el impulso definitivo para una economía próspera y buena


martes, 27 de noviembre de 2018




El sistema económico del mercado 


Llegada de la mano de la revolución industrial,la economía de mercado o capitalista fue el sistema económico dominante desde finales del siglo XVIII, hasta el primer cuarto del siglo XX

Las familias y más empresas son las encargadas de tomar decisiones ( qué cantidad como y para quien producir), apoyándose en el dinero y el mercado

El capitalismo responde a estas preguntas :

¿Qué bs y ss producir y en qué cantidad?
Más empresas producen aquellos bs y ss que las familias demandan siempre que les sea rentable.

¿Cómo producirlos y distribuirlos?
Eso es seleccionado por la empresa los cuales deberán ser los más rentables 

¿Para quién producir?
Para aquel que pueda pagar su precio 

NO OBSTANTE, esta enconomía tiene limitaciones:
 Inestabilidad cíclica                     Deterioro del medio ambiente            
 Escasez de bienes no rentables    Abusos de ciertas empresas         Distribución desigual de la renta