lunes, 18 de marzo de 2019

 LOS MILEURISTAS:
EL mileurista es aquel joven licenciado, con idiomas, posgrados, másters y cursillos (...)que no gana más de 1.000 euros. Gasta más de un tercio de su sueldo en alquiler, porque le gusta la ciudad. No ahorra, no tiene casa, no tiene coche, no tiene hijos, vive al día...

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A veces es divertido, pero ya cansa (...)". La autora, Carolina Alguacil, de 27 años, reside en el centro de Barcelona y trabaja en una agencia de publicidad. Inventó el término –y decidió escribir la carta- después de pasar unos días en Alemania y comparar, con un sentimiento a medio camino entre la rabia y la envidia, cómo vivían sus amigos berlineses y cómo vivían ella y sus amigos españoles.





Los nacidos entre 1965 y 1980, esto es, los españoles que, en un extremo de la horquilla, van dejando atrás la juventud, como Carolina y sus compañeras, y en el otro comienzan a apropiarse del poder, disfrutaron de una niñez dorada, de unos padres abnegados y responsables y de un país moderno y optimista que navegaba viento del desarrollismo en popa. Sortearon dos crisis económicas (la del 74 y la del 92), pero nadie dudó por entonces de que esa generación, la más preparada de la historia de España, la más numerosa, la del baby boom, no fuera a vivir mejor que la precedente, que todas las precedentes.

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Daniel Castillejo, sevillano de 29 años, lo ejemplifica: "Soy arquitecto, hablo tres idiomas, y no llego a 1.000 euros de sueldo al mes por trabajar, sin contrato, en un estudio. Jamás he tenido un contrato, ni vacaciones, ni pagas extras, voy en un coche de hace 15 años y este mes he renunciado a comprar diariamente el periódico porque no me puedo permitir gastar 30 euros más. Vivo de alquiler con mi novia y yo no creo que nos hayan estafado: yo creo que nos están tirando a la basura".
Y sobre todo, con sus 1.000 euros al mes, se han quedado colgados, a medio camino de la emancipación (independientes de sus padres, dependientes de sus compañeros de piso), asistiendo estupefactos, junto con millones de jóvenes, al meteórico aumento del precio de la vivienda: en 1993, un piso de 100 metros en una capital de provincia costaba en España, de media, 91.000 euros. Hoy, ese mismo piso vale 228.000. Los que compraron hace 10 años habrán hecho la inversión de su vida. Los que no pudieron, vivirán condenados a compartir piso toda su existencia o, en el mejor de los casos, a "entrar en el baremo" y firmar una hipoteca a 30, 35 o 40 años que liquidarán a las puertas de la jubilación.


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Los expertos vaticinan un colapso en las pensiones a no ser que trabajen mucho más de los 65 años. Sus padres crecieron deprisa y se cargaron de responsabilidades pronto. A la edad de Carolina, o Laura, sus padres ya habían comprado (o casi) una casa. Carolina sólo cuenta con la cama de su habitación, una mesa de estudio que duerme plegada en un rincón y un aparador rojo de diseño donde coloca sus libros.
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Y Juan Carlos Martínez, mileurista de 33 años, a la suya: "Trabajo desde hace nueve años como comercial. Gano alrededor de 1.100 euros brutos al mes. Y he intentado independizarme dos veces: la primera me fui con mi hermana; la segunda, con amigos. Las dos veces fracasé y he vuelto con mis padres. No es que no pueda. Pero con lo que gano, si pago unos 600 euros de alquiler de un piso, 200 de la letra del coche (lo necesito para trabajar) y 200 más para comida, no me queda nada. Y como yo estoy fuera de casa todo el día gasto, mínimo, seis euros al día, entre tabaco y tal; así que se acabó.





Y Carolina asegura: "Sí, no sabemos lo que será de nosotros. Esta cosa de vivir al día da libertad, porque no tienes nada fijo y puedes permitirte, en un momento dado, irte lejos, sin consultarlo con nadie, romper con todo. Eso es verdad. Pero yo echo de menos cierta seguridad. Lo del día a día lo llevamos haciendo tanto tiempo que... ya cansa". Son las once de la noche. El piso de Carolina, Laura, Ainara y Belén comienza a poblarse: amigos y amigas de una o de otra que se dejan caer, que se suman a la conversación. Se sacan latas de cerveza que abarrotan la mesa bajera. Se habla mucho, se ríe, se hacen planes para salir. Carolina sonríe: "Así es siempre, viene gente imprevista, mucha gente, como cuando éramos estudiantes, es una vida como de eterno estudiante. Lo malo es que ya no somos estudiantes. Es divertido, pero...Pero ya cansa."


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PREGUNTAS:
1¿ Quiénes se encuentran definidos como mileuristas ?
 Aquellos jóvenes licenciados con idiomas, posgrados, másters y cursillos (...)que no gana más de 1.000 euros. Gasta más de un tercio de su sueldo en alquiler, porque le gusta la ciudad. No ahorra, no tiene casa, no tiene coche, no tiene hijos, vive al día...

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